Grupo realizando dinámicas

Grupo realizando dinámicas
“NO ALCANZA CON SABER Y HACER, ES PRECISO APRENDER A SER, SER PERSONA Y SUJETO SOCIAL”

jueves, 2 de septiembre de 2010

5 Principios Básicos del Trabajo en Equipo


1. Todo el equipo debe conocer y aceptar los objetivos


De esta forma cada quien puede encontrar nuevas formas de alcanzarlos y no estar atados a cierta manera de hacer las cosas. Además, todo el equipo debe saber que es su responsabilidad como grupo alcanzar estos objetivos y no de un solo individuo del equipo.


“El trabajo en equipo es la habilidad de trabajar juntos hacia una visión común. Es el combustible que le permite a la gente común obtener resultados poco comunes.”
-Andrew Carnegie


2. Todo integrante del equipo debe tener claro cual es su responsabilidad y el trabajo que le fue asignado


En una presentación que me llego, encontré una historia de autor anónimo sobre 4 personas:


Había que hacer un trabajo muy importante y “Cada uno” estaba seguro de que “Alguien” lo haría.

“Cualquiera” pudo haberlo hecho, pero “Ninguno” lo hizo. “Alguien” se disgustó por eso, ya que el trabajo era de “Cada uno”.


“Cada uno” pensó que “Cualquiera” podría hacerlo, pero “Ninguno” se dio cuenta que “Cada uno” lo haría.


En conclusión, “Cada uno” culpó a “Alguien” cuando “Ninguno” hizo lo que “Cualquiera” podría haber hecho.


Aunque tampoco se trata de que cada uno vaya por su lado y se desentienda del resto del equipo una vez asignadas las tareas porque como dice un refrán popular:


“No se puede dividir un elefante por la mitad para crear dos elefantitos, no al pegar dos elefantes pequeños creamos un elefante mayor!”.


Si necesitas la colaboración de alguien para terminar una tarea ya sea su opinión o ayuda en otro sentido, la debes pedir.


3. Todos deben cooperar


“La super-estrella no puede ganar el juego solo.”

Cada miembro del equipo debe estar comprometido con lo que se está haciendo en conjunto. El liderazgo no es de uno solo, el liderazgo es compartido.
En un equipo todos deben estar en la capacidad de relevar a alguien si esta persona no puede cumplir por algún motivo, en un equipo todos deben estar dispuestos a dar y recibir ayuda.
“Un equipo de trabajo no funcionará si todos sus miembros no son positivos y colaborativos, dispuestos a animar a los demás miembros del equipo cuando sea preciso.”

4. Información compartida


Un equipo debe tener buena comunicación, aprovecha todo lo que ofrecen las redes sociales, usa herramientas como Twitter, Facebook, etc para mantenerse en contacto constantemente. Además, asegúrate de que exista un buen ambiente de trabajo que fomente la participación de todos los integrantes y la libre expresión de opiniones sin burlas y prejuicios.


5. Recompensa las cosas que quieres en el equipo, no te dediques a castigar las que no quieres


Hay que recordar que “si quieres que colabore más demuéstralo valorando mi colaboración”. También eres bienvenido a dar críticas pero que sean constructivas, no es suficiente con decir “lo hiciste mal”, debes explicar porque consideras que lo hizo mal. Esto ayudará a que los miembros del equipo permanezcan motivados y tengan la oportunidad de crecer.

lunes, 30 de agosto de 2010

El Hombre como Ser Social


Es hombre es un ser social por naturaleza. Es una realidad que unos necesitamos de otros, no podríamos vivir solos.

Ningún ser vivo necesita de los demás en los primeros meses y años de la infancia tanto como el hombre.

La persona humana es mucho más que un ser lleno de necesidades, el ser humano es esencialmente comunicativo por lo que está llamado a compartirse y dejarse compartir por los demás. Todo ser personal tiende esencialmente a la entrega y a la participación, de forma que el ser personal está ordenado por esencia al tú y a la sociedad. La meta es el recíproco: dar y participar en los valores personales y por eso en las diversas estructuras sociales se determina su propia esencia, según la especie de los valores personales que en ellas intervienen; por ejemplo: el matrimonio, la amistad, etc.

Las relaciones humanas se ocupan de la habilidad de llevarse bien con las personas y de crear relaciones significativas. Esta habilidad es importante ya que afectan todos los medios en los que la persona se desenvuelve: su vida hogareña, escolar, social, de trabajo, etc.
Relaciones humanas defectuosas ocasionan divorcios, fracasos de negocios, frustraciones, inseguridades, etc. Sólo podremos establecer adecuadas y extraordinarias relaciones humanas si abrimos nuestro corazón y permitimos el paso de la humildad, virtud que hay que cultivar en nosotros para poder ver nuestra grandeza y la grandeza de los demás, dejarnos inundar del amor y procurar el bien de los que nos rodean; relacionarse con otro no sólo es hablarle: es mirarle, descubrirle, aceptarle, amarle, salvarle.


Todas las personas tenemos la tarea de crear conciencia de integración en la estructura social en la que vivimos, profundizando en los principios sociales universales para orientar y motivar la participación.
Aunque cada cual busca su propio bien, todos necesitamos los unos de los otros para obtenerlo. Nadie puede bastarse a sí mismo. Si estuviéramos solos(as), se limitarían nuestras posibilidades de:

 Contar con ayuda y mayor protección alimenticia, habitacional y vestimenta, así como manejar peligros de: tormentas, animales salvajes, enfermedades y otros aspectos.
 Encontrar el afecto y la compañía de otras personas.
 Compartir con otros sobre nuestras actividades diarias.
 Aprender de la experiencia de otros y recibir sus consejos.
 Lograr mayores comodidades al recibir: luz, agua de la llave, gas para cocinar, herramientas, tiendas, refrescos, pan, radio, cine y muchas cosas más.


A todos nos gusta saber que somos únicos y que tenemos cada uno nuestro propio valor. Pero también nos gusta estar en grupos con personas que nos quieran y nos acepten. Somos seres humanos sociables. Tenemos tendencia a comunicarnos con los otros, por eso nació el lenguaje. Estos grupos los podemos hallar en nuestra familia, escuela, empresa, estado, colonia y otros. Es en su conjunto y en su interrelación de unos con otros como se constituye nuestra comunidad, la sociedad en la que vivimos.
Dentro de estos grupos, el más natural y el más importante es la familia. En ella, como seres humanos, encontramos formas de satisfacer nuestras necesidades básicas, el afecto y la enseñanza de los valores fundamentales de la vida.
Es evidente, pues, que necesitamos de la sociedad no sólo para sobrevivir, sino para progresar y superarnos. ¿Por qué? Porque en ella se realiza algo acerca de lo que casi nunca pensamos y sin lo cual no conseguiríamos nuestro desarrollo: El bien común.

¿Qué es el bien común?

Es el conjunto de condiciones de vida social que permiten, facilitan, favorecen y ayudan a las personas, a sus familias y a sus asociaciones al pleno logro de su perfección. En concreto: goce pacífico de un orden jurídico y su tutela junto con la oferta abrumante de satisfactores materiales e inmateriales, producidos y distribuidos con justicia y equidad.

¿A quién le corresponde la construcción del bien común?

A todos y a cada uno de nosotros, en la medida en que unos grupos requiramos de otros para allegarnos de los bienes que necesitamos para lograr nuestro desarrollo. Con ello nos referimos a la familia, la escuela, la empresa, las estructuras intermedias, el barrio, el municipio, el estado, la nación y en la comunidad internacional.
Es en la sociedad en donde encontramos mejores oportunidades y formas de alcanzar nuestro bienestar, de formar una familia y de crecer como personas. Al vivir en una sociedad y, concretamente, al
vivir en nuestra sociedad Chilena, tenemos también derecho a participar de su bien común. En ella, cada uno de sus ciudadanos, de los grupos, de las empresas y el Estado, tenemos que velar no sólo por nuestro interés particular, sino por el de todos.

EL TRABAJADOR SOCIAL ANIMADOR DE GRUPOS

La figura del animador es interesante definirla, pero aún lo es más desde uno de los roles que los profesionales del trabajo social debe desempeñar cuando se enfrenta a intervenir con grupos y comunidades.


El Animador designa a quien realiza tareas y actividades de animación. Es una persona capaz de estimular la participación activa de la gente y de infundir un mayor dinamismo socio-cultural, tanto en lo individual como en lo colectivo.
Actúa como catalizador que desata y anima procesos, cuyo protagonismo se procura que corresponda fundamentalmente a iniciativas de la misma gente. Su aporte o contribución básica comprende aspectos que, si bien son diferentes, se complementan y articulan entre sí, a saber:
Proporcionar asesoría técnica para que el grupo o colectivo encuentre respuesta a sus necesidades y problemas, y se capacite para organizar y conducir sus propias actividades;
Contribuir a que la misma gente involucrada en estos programas, recupere, sistematice, evalúe e implemente sus propias prácticas socio-culturales, como forma de alentar y acrecentar el protagonismo popular, y, sobre todo, animar, vitalizar y dinamizar las energías y potencialidades existentes en personas, grupos y colectividades.

LOS ROLES DEL ANIMADOR

No hay animación sin animadores, de ahí que como una de las notas distintivas de la animación, hablaremos del rol del animador. Para la realización de las actividades de animación se requiere de la ayuda de asesoramiento o intervención de un trabajador o agente cultural que se denomina animador.
Como es de suponer, su forma de intervención y de actuación debe estar de acuerdo con los fines, propósitos y principios de la animación. De ahí que su labor consista fundamentalmente en actuar como facilitador más que como coordinador u organizador de actividades. En algunos casos, cuando los niveles de participación sean todavía insuficientes, puede ser que organice, y en ciertas circunstancias que coordine las actividades; pero es mucho más acorde con su rol ayudar a organizar y enseñar a coordinar, puesto que lo que interesa es que el proceso sea asumido por la misma gente.



Cualquiera que sea el ámbito de actuación en donde el animador ha de intervenir, su rol comprende cuatro aspectos principales que, si bien son diferentes, se complementan y, a veces, se cumplen simultáneamente:

a. Como catalizador/dinamizador/facilitador que suscita, excita, incita, sensibiliza, motiva e interesa a la gente, alentando la participación activa de la misma en programas o actividades socioculturales, de acuerdo con lo que la gente estima que debe hacerse.

b. Como asistente técnico, en el sentido de que proporciona los elementos, conocimientos y asesoría técnica para que en el “aprender haciendo” el grupo mismo disponga de un asesoramiento para mejor realizar las actividades que ellos consideran más adecuadas para dar respuesta a sus necesidades y problemas. El animador en alguna medida vive y convive con los problemas de la gente con la que trabaja, pero no es su función resolver por ellos, sino junto a ellos, analizarlos y buscar caminos alternativos para resolverlos.

c. Como mediador social, con un doble alcance: para ayudar a recuperar, sistematizar, evaluar e implementar las prácticas sociales de la misma gente y devolverlas de manera organizada de modo que tengan una mejor comprensión y valoración de sus propias experiencias. En este aspecto, el animador es un problematizador, en cuanto ayuda a leer de una manera crítica la realidad donde la gente vive su cotidianeidad. También lo es en un segundo sentido: el de mediar entre dos polos en conflicto (sean asociaciones, grupos, etc.), para buscar zonas de acuerdo mínimas y para elaborar soluciones capaces de resolver las situaciones problemáticas que eran motivo de conflicto.

d. Por último, el animador actúa como transmisor, en el sentido de proporcionar ciertas informaciones, conocimientos, técnicas sociales, habilidades y aprendizaje de nuevas destrezas, para que la gente se apropie de aquellos conocimientos y capacidades que permitan resolver sus problemas o necesidades, o que ayudan a mejorar la calidad de vida.


NO CUALQUIER PERSONAS PUEDE SER ANIMADOR, Y ESTO POR RAZONES VARIAS:


* No pueden animar quienes no están animados
* No pueden animar quienes son incapaces de infundir animación
* No pueden animar los insolidarios, los aburridos, los desilusionados, los que viven sentados en el cruce de los caminos de la vida
* No pueden ser animadores aquellos que dejan que se instale el aburrimiento y el desánimo, como dueño y señor de la existencia
* No pueden animar quienes no creen que los otros pueden animarse
* No pueden animar quienes no son capaces de establecer relaciones interpersonales productivas y gratificantes y, sobre todo, cálidas y amistosas

Comunicación

Vamos a hablar de la comunicación ya que es imprescindible para vincularse y favorecer el crecimiento personal y grupal.
Aquí vamos a referirnos más a la comunicación intra grupo, o sea dentro del grupo.
Hay dos grandes espacios de comunicación
a los cuales el coordinador debe siempre prestar atención para que ambos se produzcan. El primero tiene que ver con la comunicación “superflua” entre los miembros del grupo, ya que la misma favorece el conocimiento entre ellos y la posibilidad de ubicarse, reconocerse allí entre las diferentes personas. También ayuda a la instalación de normas implícitas dentro del espacio grupal. El otro espacio de comunicación importante a nivel grupal es el que tiene que ver con el espacio de evaluación, en donde cada uno tiene la posibilidad de manifestar cómo se siente a nivel personal y con el grupo en general (ya sea desde lo afectivo vincular o desde la tarea a realizar, aunque ambos aspectos siempre están fuertemente vinculados). Para que este espacio se produzca el coordinador debe generar un clima de confianza y respeto mutuo, en donde no se juzgue a las personas sino que se evalúe la tarea realizada, no si la persona que la realizó es “buena o mala”. El coordinador tiene que plantear acciones específicas en función de crear espacios formales e informales de comunicación. Estos espacios de comunicación promueven el establecimiento de normas explícitas de convivencia, de pautas de trabajo, favorecen el intercambio de roles y la elaboración de las dificultades y crisis que irán surgiendo en el proceso grupal.
Siempre lo “no dicho” tiene más fuerza que lo que no se puede explicitar.

Arriésgate a escuchar y conocer lo que el grupo tenga para decir.